El estrés puede llevar a consumir más azucares y grasas, que afecta al equilibrio emocional a medio plazo, estos nutrientes ofrecen energía rápida de asimilar però su uso reiterado puede provocar irritabilidad y falta de concentración.
Para mantenerse estable anímicamente y con energía la dieta debe dar prioridad a los hidratos de carbono de absorción lenta, llamados así debido a su bajo índice glucémico, como los cereales integrales, las legumbres, las hortalizas y los frutos secos. Los guisos a base de legumbres y las sopas de verduras resultan ideales. También son bunos aliados los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, que se encuentra sobre todo en el pescado azul. Sus mejores fuentes vegetales son el aceite de lino, las microalgas, las nueces y las diminutas semíllas de chía. Las vitaminas del grupo B y el magnesio equilibran positivamente el sistema nervioso. Las primeras se encuentran en una amplia gama de alimentos. Los cereales integrales son más ricos que los refinados, así como en magnesio. Este mineral, que abunda asimismo en hortalizas y frutas, es un componente escial de la clorofila de las plantas.
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